La elevación de la cadena provocó una notable modificación del clima, sobre todo en la vertiente meridional, la de la India, con incremento de lluvias, progresiva erosión de las vertientes de las montañas e intensa formación de sedimentos que llenaron lo que entonces era el "mar del Ganges". La prueba de que allí por donde hoy discurre el río sagrado había un mar la demuestran los hallazgos, hasta costas de 6.000 metro, de numerosísimos fósiles de amonites, moluscos que los indios llaman "shaligram" y recogen con devoción, considerándolos un atributo del cielo.
Otro aspecto singular de loa cadena del Himalaya, es su gran variedad climática que permite pasar de un clima cálido-húmedo tropical de la llanura al alpino-glaciar de las cimas más elevadas. Ofreciendo una amplia gama de paisajes, desde la jungla del Terai ( hasta 600 metros de altura) al bosque húmedo subtropical; desde las pinedas con ejemplares de hasta 20 metros, a las magnolias y a los fantásticos rododentros arbóreos ( 1.800-2.500 metros de altitud) y desde los abedules del bosque subalpino (hasta los 4.000 metros) a los brezales y praderas, donde, bajo el límite de las nieves, crece la flora espontánea, como saxífragas y gencianas. La fauna, naturalmente, también se distribuye según las franjas altitudinales, por lo que en Nepal es posible ir a la caza del tigre a lomos de un elefante, entre los cañizales y pantanos del Terai, y observar, pasados los 5.000 metros, manadas de yaks en estado salvaje.
Como último dato de interés, se cuenta que en una exploración se fotografió la huella de un extraño animal, todavía no olvidado, el YETI, El Hombre de las Nieves